29 de marzo de 2011

¿Dónde crees que está tu misión?

Vamos a recordar que somos el cuerpo de Cristo y cada uno de nosotros tiene una misión en ese cuerpo, esto significa que somos en nosotros mismos, herramientas para evangelizar: unos son manos, pies, ojos, oídos y boca, esto acentuado en los carismas dados por Dios a cada persona para lograr comunicar lo que se nos ha manifestado en nuestra propia vida. Este gran cuerpo, constituido por numerosas partes, es un gran engranaje, donde cada uno es importante y hace posible el trabajo del otro.

Comencemos diciendo que algunos somos la boca, a través de la cual se predica la Palabra de Dios; se anuncia y se denuncia el mensaje de salvación que el Señor envía a los hombres en su infinito amor; se declaran las bendiciones que transforman la vida de los hijos de Dios.

Algunos se convierten en los oídos que escuchan al afligido, al atribulado y a toda persona necesitada de orientación, de una luz a través de la palabra, en definitiva de un consejo.

Los ojos son aquellas personas que mirando, hacen sentir a la otra persona importante, amada, que disciernen la circunstancia que lleva en el corazón su hermano y que sin decir nada, con su intercesión saben dar respuestas sabias, manifestadas en gestos y actos de misericordia y ternura.

Que hermosos son los pies de aquel que anuncia la buena nueva; eso nos dice la Palabra, y se confirma en aquellos misioneros, que en las ciudades, veredas y distintos lugares, son los pies del Señor, continuando la misión de llevar la noticia de salvación que sin importar donde sea, arriesgan su vida para dar cumplimiento al llamado.

Y son las manos, los hermanos que a través de sí, tocan a aquellos necesitados, marginados de nuestra época como lo hacía Jesús en su momento, hoy muchos dan el pan al hambriento, ayudan al huérfano y a la viuda, socorren al enfermo de Sida, dan nuevas posibilidades al desplazado y a todas las víctimas de la violencia, en especial en nuestra tierra colombiana. Hoy, una vez más, reconocemos que el Espíritu Santo nos convierte en su manifestación para el bien común, que reparte a cada uno como quiere, permitiéndonos ser auténticos instrumentos y testigos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.

¿Quieres tú ser una herramienta para evangelizar? Atrévete, lánzate, ama...


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Boletín Shekinah Vox Dei
Javier Castañeda
Agosto de 2008
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