5 de diciembre de 2009

Auténtica Navidad 2009


"El suceso más grande del mundo, se vivirá de nuevo en Bogotá." Este es el slogan con el que la Catedral Primada de Bogotá lanza una serie de eventos a desarrollarse en el centro de la ciudad, durante el marco de las celebraciones decembrinas. "Auténtica Navidad 2009" Es el nombre bajo el cuál se reunirán exposiciones de pesebres, festivales de villancicos, la noche de las velitas, las novenas y algunas otras actividades mediantes las cuales, se pretende devolver el sentido espiritual a la navidad.
Si está interesado en conocer algo más acerca de este evento, haga click aquí:

Auténtica Navidad 2009
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Video Neil Vélez


CLICK para ver el video.

“A los 17 años, la enfermedad se me había complicado. Las válvulas de mi corazón seguían sin cerrarse de forma correcta; padecía meningitis, tumores en la cabeza y una complicación de todos mis males me había dejado ciego por completo.
Una noche se debatía entre la vida y la muerte en la cama de un hospital de Nueva York, Estados Unidos. Mi mente repasaba un texto que meses antes había leído en la Biblia (1ª Pedro 2, 24b): ‘Por sus llagas fuiste sanado’. Esa frase se me había adherido a la mente.
Esas palabras también me ponían al borde de la desesperación, pues no entendía por qué no podían aplicarse en mi vida. ‘Dos cosas están ocurriendo aquí: o todo es mentira o yo en realidad no te he conocido’, le grité esa noche a Jesús.
Una voz tan clara irrumpió mis lamentos. ‘Hijo mío, tú no me conoces’, me dijo al oído. Cómo es posible, pensé, si ni siquiera mi juventud he gozado por andar en tus caminos, Señor. Pero la voz volvió a interrumpirlo.
Allí descubrí algo. Hay personas que no han faltado a una misa en toda su vida, que oran todos los días sin cesar; sin embargo, no saben quién es Dios; y yo era una de esas.
Como pude me bajé de la cama, me postré de rodillas y derramé en llanto. Tanto gritaba que los doctores entraron para tratar de calmarme.
Cuando dejé de llorar y abrí los ojos pude ver el rostro de los médicos: ¡había recobrado mi vista!
Ellos se asombraron tanto que decidieron someterme a unos exámenes. Detectaron que la meningitis y los tumores habían desaparecido, mas no mi debilidad en el corazón. Ese padecimiento seguía allí, llevándome a la muerte.
Un especialista de Texas y otro de California llegaron a decirme que me quedaban tres meses de vida, pues aunque no tenían explicaciones para lo que había sucedido, sólo lo atribuían a un caso de mejoría momentánea.
Ellos no sabían que esa noche había nacido un nuevo Neil. Yo les repetía que ‘por sus llagas Él me había sanado’. Esa noche pedí mi alta, y antes de salir del hospital los médicos me hicieron firmar un documento en el que me responsabilizaban de cualquier complicación.

Al llegar a la casa, mi familia había hecho los arreglos fúnebres para que mi muerte no los tomara por sorpresa. Todos; sacerdotes, predicadores y amigos me decían que si en la tierra había sufrido, en el cielo ya nada sería igual, mas yo les repetía que estaba sano.

Es triste cuando el cuerpo hace parecer que todo es mentira. Algunos síntomas se seguían presentando. Me sucedía que cuando predicaba, chorros de sangre bajaban de mi nariz y caían sobre la Biblia; a veces se repetían las crisis y terminaba en el hospital, pero yo seguía pregonando mi sanación.
Yo seguía transmitiendo que la fe mueve montañas y cada uno de nosotros podemos alcanzar grandes milagros. Como Misioneros de Jesús llevábamos el canto y la predicación a diferentes zonas de Estados Unidos y más tarde a otros países.
Pasaron aquellos tres meses, luego cinco, ahora ya voy para dieciocho y aún no estoy seis pies bajo tierra. Es increíble lo que ha pasado conmigo; los mismos médicos no alcanzan a comprenderlo. Es como si Jesús me hubiese hecho un trasplante de corazón.
Pero Dios sigue probando a sus hijos como el oro fino. Hace dos años, a media producción del disco ‘Dame más de tu amor’, me detectaron tres tumores en las cuerdas bucales. Eso me afectó mucho porque tiene que ver con lo que hago, con mi ser.
Pasé por episodios de depresión y mis familiares me decían que me aplicara lo que yo predicaba. De nuevo tuve que volver atrás y recordarme de aquella frase que había leído en la cama de un hospital: ‘Por sus llagas fuiste sanado’.
Jesucristo volvió a obrar en mi vida. Pude terminar el disco y al compararlo con los nueve anteriores se descubre una voz más fuerte”.

Tomado de http://www.elsalvador.com/hablemos/2004/241004/241004-4.htm

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4 de diciembre de 2009

Testimonio

"Porque nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en Ti." leemos en las confesiones de San Agustín. Gran verdad, es el misterio de la sed profunda del corazón humano, de la búsqueda por el sentido de la vida. Es hambre de verdad, algo que nos lleve a vivir más allá de la inercia de cada día.

Hasta que nos encuentra su "gracia" y nos atrapa con sus lazos de amor, nos acorrala en el desierto, para no ignorarlo más, para dejarlo hablar en su Palabra Viva, para dejarnos sanar y dejarnos amar...

"Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti." Jeremías 31,3

Comparto entonces, mi testimonio. Haz click en la imagen para ver la presentación.

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Encíclica Caritas in Veritate


 Caridad en la Verdad.

En medio de los cambios dados por la globalización, en medio de la pobreza y fallos de los diferentes sistemas económicos y políticos, S.S Benedicto XVI presenta su tercera encíclica, cuyo tema principal es la enseñanza social católica, la cual brota del evangelio y permite el desarrollo integral del hombre en la sociedad.

Introducción

1. La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6). Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano. Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros. En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad (cf. Jn 14,6).


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¿Navidad?




En los estantes aparecen unos duendes de papá Noel con cabeza de calabaza a mediados de octubre. Los aguinaldos en las emisoras se juegan desde mediados de noviembre. Ya lo recuerda usted: "¡En noviembre, la música de diciembre!"...
Amamos la navidad, nos fascina la navidad. Pero no entendemos la navidad.
La navidad es el 25. Sabemos que Jesús no nació en esa fecha, pero en esa fecha lo celebramos. Y antes de eso, todo es espera. O en palabras menos comunes: Adviento.
Israel esperaba un Mesías: Que llegara quién los librara del yugo de los pecadores.
Los pastores esperaban una esperanza, que se rompiera el silencio de Los Cielos y les dijera que los recordaba.
Y entonces llegó Jesús: Los ángeles gritaron en los cielos "¡Gloria a Dios en los Cielos y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!" Y el Príncipe de Paz llegó a la tierra. La espera se había acabado. Desde que nació, la Salvación había llegado a nosotros.
Una cosa es esperar de Dios. Que te salve, que te ayude, que te sane, que te toque. Otra cosa, todavía muy diferente, es esperar a Dios. A Él. ¿Lo estás esperando? Desde Lucas el Maestro pregunta: ¿Encontrará el Hijo del hombre la fe cuando vuelva a la tierra? Este artículo solamente tiene un fin. no quiero hablar en contra de la navidad, no tengo nada (aún los amo) contra el buñuelo, la natilla, el ajiaco y la lechona. No tengo nada contra el sentido altruista que la navidad despierta en algunos corazones. Me fascina ver como todos nos sentimos más buenos, más capaces de dar. Pero quiero recordarte algo: Estamos en adviento. La navidad nos debe recordar que tenemos que esperar Su Venida. El Salvador vuelve. Adviento es la época en que se nos invita a recordarlo.
Disfruta la navidad, pásala con tu familia, dales regalos por amor, cocínales por amor, reconciliate por amor, celebra con los tuyos por amor... Pero no olvides que esperamos que Cristo vuelva. Este también es tiempo de reflexionar: ¿Estás listo para cuando te reencuentres con Él? ¿Está preparada tu alma para el reencuentro con El Deseado de todas las naciones? Te dejo con un texto de la Biblia para que medites durante el adviento:

Velen pues en todo tiempo, orando, para que sean dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán y puedan mantenerse en pie delante del Hijo del Hombre. Lc. 21, 36
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