27 de julio de 2011

Dos corazones: Uno, naturalmente bello, y otro, Sobrenaturalmente Hermoso

Como sabrás, hemos venido hablando a lo largo de la semana pasada, acerca de la sobrenaturalidad de Dios, hoy vamos a centrarnos un poco más en este concepto y a reconocerlo desde lo que somos; porque muchas veces allí es donde es más difícil encontrarlo, desde lo que hay dentro del corazón.

Estoy sentada al frente del computador, sin saber qué escribir, de qué hablar, e incluso, cómo expresar el tema que estamos tratando… es un poco difícil, cuando no fluyen las palabras y da temor hacer esto sin la guía de Dios; pero en fin, esto se trata de arriesgarse y abrir el corazón, de mostrar lo que Dios hoy pone en mí para compartirlo con todos ustedes.

Una niña esconde su corazón, se refugia detrás de largas e interminables filas de ropa, pretendiendo que su mamá no la encuentre; ella por su parte, ya lleva 20 minutos buscándola por todo el almacén, gritando su nombre, preguntándole a la gente si sabe en dónde está su hija; no saben nada, no la han visto desde que se separó de su mamá para ver ropa. Después de 30 minutos, su madre, desesperada comienza a llorar, intuyendo lo peor dentro de sí. Al oír esto, la niña se da cuenta de lo que ha hecho y del error que ha cometido con su “inocente juego”, es por esto, que sale de su escondite y corre a abrazar a su mamá. Ella le dice que eso no debe hacerlo, que se había preocupado bastante y que JAMÁS lo volviera a hacer; se lo dijo mientras la abrazaba fuertemente y se secaba las lágrimas de su rostro.

Mi historia es sólo un reflejo de lo que pasa diariamente en nuestras vidas, de las muchas veces que escondemos nuestro corazón, no detrás de filas de ropa, sino de autosuficiencia, de orgullo, de soberbia, o incluso detrás de depresión, soledad, temores, o del mismo pasado. No es fácil reconocer esto; para mí no fue nada fácil salir de mi escondite, estaba muy segura allí, cómoda y sabía que al salir tenía que enfrentarme al dolor de mi mamá e incluso, arriesgarme a llorar al ver sus lágrimas rodando por sus mejillas. El salir de ahí implicó una decisión, escuchar a mi mamá y dejar que su llanto tocara mi corazón; pues bien, Dios hoy está llorando, necesita que tu corazón salga de donde está escondido, que te dejes encontrar por Él, que te permitas ser vulnerable y no le temas a lo que está afuera, pues lo único que vas a ver allí son Sus Brazos dispuestos a amarte y sanar tu dolor.

No hace falta esperar más, ahora es el momento!! Dios está llamando, respóndele; Dios te está amando, ámalo; Dios se complace en ti, no temas ni dudes de lo que Él ha hecho.

Mi invitación el día de hoy es a que abras tu corazón, a que lo dejes entrar en donde nadie más ha entrado; mi invitación es a que llores en tu Lugar Secreto las veces que sean necesarias, el dolor de tu infancia, adolescencia, juventud o incluso lo que pasó ayer; a que descubras quién eres tú, no lo que dicen de ti, ni siquiera lo que tú piensas de ti mismo(a), sino que delante de Dios descubras lo valioso(a) que eres y lo complacido que está en ti Tu Creador.

He ahí la sobrenaturalidad de Dios: que siendo nosotros un pueblo pecador, Dios se goza y se deleita en la obra de Sus Manos; que a pesar de nuestras iniquidades, es capaz de olvidarlas cuando ve un corazón sincero; y que cuando hay corazones dispuestos a recibirlo como Señor y Salvador en TODAS las áreas de la vida, presta Su Oído, Su Hombro y Su Corazón para AMAR SOBRENATURALMENTE!!!

“Porque Él es nuestro Dios y nosotros Su pueblo, las ovejas que Él guarda. Escuchad lo que dice: No endurezcáis vuestro corazón…” Salmo 95: 7,8a.

Mónica Sánchez.

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