20 de junio de 2012

Corpus Chisti

En días pasados tuvimos la muy importante celebración del Corpus Christi dentro de nuestra iglesia. Y me ha parecido una oportunidad para reflexionar acerca de éste gran misterio que nos dejó Nuestro Señor Jesucristo.

Solo es mi intención compartir con Uds. la reflexión personal que he hecho a la luz del capitulo 6 del evangelio según San Juan.

(6:26) Quisiera comenzar lanzándome ésta pregunta: ¿Porqué sigo al Señor Jesús? Por las Señales que Él ha hecho, que he discernido y me han convencido que Él es el hijo de Dios? O porque a su lado se obtienen cosas que me satisfacen y me mantengo ahí únicamente con el espíritu utilitarista y práctico de estar junto al amigo rico. Esta última, no como una posición hipócrita pues en verdad siento a Jesús como un real amigo; pero estoy consiente que esa amistad y ese espíritu utilitarista probablemente no me puedan dejar ver la profundidad de las señales que ha hecho Cristo y que se quedaron consignadas como testimonio verdadero para que nosotros las creamos. Creo que es una pregunta totalmente válida porque si a Jesús lo reconozco más como amigo que como Dios, pueda que haya cosas que no le tome en serio, o que no las crea como Él quiere que yo las crea (6:29).

En el versículo 28 cuando le preguntan a Jesús; "qué tenían que hacer para hacer la voluntad de Dios". Él responde: que le creamos!. Y es entonces cuando comienza a hablar de una de las más grandes revelaciones y misterios que hemos recibido como iglesia. Jesús se revela como pan de vida bajado del cielo. Y es que ésta revelación ya tuvo sus inconvenientes desde el mismo momento en que se hizo por boca del mismo Jesús, como vamos a ver; inconvenientes que hasta el día de hoy se siguen presentando.

(6:36-37:v44) A pesar de haber recibido unos testimonios reales que nos llegan desde los tiempos de Jesús, de personas que lo vieron a Él y vieron sus señales, muchas personas a lo largo de la historia no terminan por creerle; y es que creerle a Jesús es un don del Padre, como lo dice Él mismo en el v37. Esta es mi oración en éste momento: recibir totalmente ese don del Padre para poder ir a Jesús y creer en todo lo que nos ha sido revelado por Él mismo y por el Espíritu Santo.

En los siguientes versos la revelación comienza a profundizar. Jesús ya que se ha revelado como el pan de vida y ha dicho que estando con Él no vamos a morir. A continuación da un nuevo paso: el pan de vida es su carne y su sangre. Obviamente la gente se comienza a preguntar cómo es eso posible! ante dicha pregunta Jesús no se corrige sino que sigue profundizando y lo repite una y otra vez y de distintas formas. Al final y para ser más claro (V57) dice Jesús "quien me coma". Este fue el punto culmen de la explicación. En ese punto seguramente se abrieron muchos ojos escandalizados. Y es que cómo es posible comer de una persona? Jesús está hablando en primera persona, ya el pan deja de ser pan y es ÉL mismo.
En medio de la charla pude ver que hubo seguidores y discípulos que le abandonaron pues lo que les acababa de revelar Jesús era muy complicado de entender y de aceptar (comer carne y sangre humana? que escandaloso!) y es muy importante ver que en ese momento, al ver Jesús que lo abandonaban, Él no se corrigió. No hizo un alto para detener los discípulos pues habían entendido mal. No!. La gente había entendido bien! y no creyeron y por eso se fueron. Y como no creyeron, Jesús tampoco los detuvo, no los podía retener, lo había explicado lo mejor que su infinita sabiduría podía hacerlo. Le entendieron y  no creyeron.

Se alcanzan a evidenciar en pasos muy claros de la enseñanza metódica, pausada y clara  de Jesús:

  • Jesús presenta un nuevo pan bajado del cielo. Distinto al maná.
  • Jesús se presenta como el pan bajado del cielo
  • Este nuevo pan, da vida eterna.
  • Ese pan es la carne del mismo Jesús.Y hay que comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna.
  • En el v57 ya no habla de pan, pues el pan ya no es pan,  sino que habla de comerle a Él mismo.

El resultado de todo esto fue y ha sido escándalo y motivo de discordia desde ese entonces. Es más, el mismo Jesús descubre que entre sus discípulos hay personas que se escandalizaron y que no creían en sus palabras(v64).
Como conclusión, es una idea que viene del v37 y que veo que enmarca la revelación del pan de vida, Jesús confirma que solo algunos (los que recibieron el don del Padre) le creen lo que acaba de decir. En ese momento Jesús perdió muchos discípulos. Aquellos que no habían recibido el don del Padre, que no le entendieron, que no le creyeron lo que acababa de revelar: Que le tenían que comer a Él para tener vida eterna.
Ante tal huida de discípulos, Jesús le pregunta a sus  apóstoles si también le querían abandonar. Pero en ellos ya había una semilla distinta: creían en su palabra y con Él se mantenían.
Ese mismo don del Padre, que en el v68 hace ver Pedro, quien cree las palabras de Jesús, es el que han heredado desde entonces todos sus sucesores y del cual hoy tenemos firme representante en nuestro Obispo de Roma y Papa: Benedicto XVI y del cual participamos en la iglesia.
Es tiempo de preguntarnos una vez más si somos como los discípulos que siguieron en todo a Jesús hasta ese día... o estamos dispuestos a dar un paso más hacia adelante y ver en la celebración Eucarística algo más que un memorial y aceptar la herencia completa que hemos recibido de los apóstoles que se mantuvieron firmes.


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