Dios honra con muchas gracias a sus hijos: fe, humildad, gozo, santidad, paciencia, pero quiso privilegiar a una de sus hijas con la mayor gracia otorgada, la de nacer sin pecado original, pero, ¿por qué Dios hizo esto?.
María, – esta hija privilegiada –, tuvo una inmaculada concepción, gracias a que Dios la estaba preservando para el nacimiento de su hijo. Esta distancia entre María y el enemigo se da a partir del protoevangelio como lo llaman los doctores de la iglesia, que aparece en Gen. 3, 15 en el cual Dios declara la enemistad perpetua entre la serpiente y la mujer, ademas de declarar que una semilla suya –Cristo– pisará la cabeza de la serpiente .
Es necesario por tanto que esta enemistad perpetua se mantenga en todo momento de la vida de María, para que ella llena de gracia pueda ser la escogida como Madre del salvador, es por tanto que María es la primera redimida por Cristo, desde antes de su nacimiento.
La bula Ineffabilis Deus declara este dogma de fe que se celebra cada 8 de diciembre:
"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)
Pero este dogma no solo fue escrito por los pastores de nuestra iglesia, fue también revelado por la misma Santísima Virgen a una humilde hija que batalló para que hasta la misma iglesia creyera en sus palabras.
Santa Bernardette Soubirous, una humilde niña nacida en Lourdes hacia la mitad de 1800, fue testigo de una de las mas grandes apariciones de nuestra señora en una gruta en Lourdes. Ella, vio a la Virgen en sucesivas apariciones que se dieron en este lugar en 1858, que dieron paso a muchos milagros gracias al agua bendita que brota de un fuente subterránea en este lugar y a uno de las mas grandes sitios de peregrinación marianos.
Es la misma Virgen, en la ultima de sus apariciones a Santa Bernardette que por pedido de un sacerdote le dice a la niña, juntando sus manos y mirando hacia el cielo que su nombre es Inmaculada Concepción.
Tal vez nos sea difícil comprender la gracia de la Inmaculada Concepción de la virgen, pero su ejemplo de vida nos basta como ejemplo de la siempre llena de gracia, que así como cada uno de nosotros fue soñado por Dios, y también nos debe bastar su palabra, dada a niños humildes, que gracias su intercesión se volvieron santos.
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