13 de diciembre de 2010

Cambiando la historia


En mi diario vivir comparto con un grupo de personas notoriamente ateo y que consideran que los creyentes que tratan de llevar una vida coherente son fanáticos que no tienen una vida de plena libertad. Lo que de inmediato me llevó a realizar la siguiente pregunta:,¿Qué cadena pueden ver ellos en mi cuello cuando lo que siento es absoluta libertad? No hay llamado más alto que tratar de ser como Jesús: un hombre que cambió la historia; que la partió en dos. ¿A caso eso no es lo suficientemente atractivo para un hombre?: cambiar la historia de su vida, de su familia, de su país, del mundo entero!. ¿Será que la misión es demasiado grande y por eso tratan de ridiculizarla? Para mi, la misión parece grande y que no voy a poder con ella, pero no por ello la he abandonado; igual, me pienso gastar el resto de la vida intentándolo. Digo ‘intentándolo’ pues al final no voy a ser yo quien dice si tuve éxito o no.

Y entonces me dirán ellos que cuál es la necesidad de buscar cambiar el mundo siguiendo a Jesús, si es una tarea que se puede intentar por cuenta propia. Para responder, recuerdo que hay personas que han tratado de cambiar el mundo sometiéndolo a su voluntad, o personas que lo han intentado y se han rendido ante la impotencia de poder hacer algo efectivo. El método de Jesús para cambiar el mundo es llegar una persona a la vez.

¿Y tu, lo quieres intentar conmigo?


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Shekinah Vox Dei

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